Igual que en la primera evaluación, se nos pidió que compartiéramos una canción para poder escucharlas al inicio de cada clase.
En este caso debíamos compartir una canción que nos activara, en lugar de una que nos emocionara como anteriormente se nos había pedido.
Lo más curioso es que así como en la primera evaluación las canciones tenían una historia propia y las letras eran las protagonistas y las que emocionaban, en la segunda los ritmos pasaron a un primer plano y, personalmente en esta segunda elección las canciones no necesitaron tener una letra muy elaborada ni profunda, un buen ritmo pegadizo y animado fue suficiente para activarme.
Muchas personas al comentar su canción, decían que la ponían en casa cuando tenían que limpiar y coincido con ellas, una de las cosas para las que necesito activarme son las tareas del hogar y ese tipo de canciones cumplen su función.
La verdad es que me ha parecido una dinámica genial para empezar las clases, no se si la clase de al lado pensará lo mismo pero cada mañana disfrutaba de las canciones de los compañeros y compañeras y ya he guardado un par de ellas en mi lista de música.
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